miércoles, 11 de enero de 2017

Sociedad Narco-Toyota

Algunos colombianos poderosos reclaman la reducción del gasto público, sin mencionar cuánto le cuesta a los impuestos de todos, la existencia de sus estridentes caravanas de escoltas, que gracias a una política de paz con excelentes resultados, ya no necesitan. Para ellos, el hecho  de que Colombia transite hacia una oferta integral de seguridad para todos es una mala noticia. Un Estado en el que la gente se muere de vieja y no de balas, no está en las consideraciones de esos colombianos que ven en la existencia de los esquemas de seguridad proveídos por el Estado para ellos mismos, una política racional de seguridad.

Prueba de ello es que el año pasado terminó siendo uno de los menos violentos que registre nuestra memoria. El conflicto armado, que en lo que tiene que ver con las FARC es parte de nuestra historia, produjo, si alguna, un número muy reducido de víctimas. Una historia que ratifica lo anterior y que no ha sido apreciada en su verdadera dimensión, es la falta de nuevos ocupantes que registra el Hospital Militar Central de Bogotá por cuenta de los heridos y mutilados por el conflicto armado. Los medios de comunicación lo registraron de alguna manera al final del año pasado, pero… ¿No es esa la mejor noticia posible?




El reclamo en cuestión se refiere a que la Policía Nacional, cuyo deber es proteger funcionarios públicos solamente, retiró ocho hombres que prestaban sus servicios al esquema de seguridad del poderoso en cuestión. Sin embargo, el reclamo olvida mencionar que, aún así, en un país en donde la principal amenaza para el protegido ya no existe, éste aún conserva un esquema de protección por cuenta de...sí, de los impuestos de todos, que consta de algo así como 3 camionetas, carro blindado, moto de seguimiento y más de 15 hombres de la Unidad Nacional de Protección. 

¿No se darán cuenta estos señores de que su amenaza ahora baila y no dispara? Y yo, que no sé nada del tema, me imagino que los expertos en el asunto dirán que está fuera de lugar una baile ONU FARC. Pero aclaradas las cosas y asumidas las culpas... ¿No será esta una seña de que esos esquemas de seguridad están mandados a recoger? ¿O será que todavía vivimos en una sociedad Narco-Toyota?

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