sábado, 26 de noviembre de 2016

No sean tan payasos


Me parece que es triste la forma en que los miembros del Centro Democrático se han opuesto al Nuevo Acuerdo de Paz entre el Estado colombiano y las FARC. No voy a empezar a decir –ya muchos lo han hecho-, que el Nuevo Acuerdo acoge la gran mayoría de sus comentarios, ni cómo es que es esa vuelta. No. Lo que hoy me parece triste es que la razón que los mueve no es que genuinamente tengan preocupaciones frente a lo acordado, sino que se opondrán como sea, porque saben que en la medida en que acepten el acuerdo, así sea en parte, se quedarán sin proyecto político para las elecciones presidenciales de 2018 y no habrá títere que le sirva a Álvaro Uribe Vélez para alcanzar el poder por interpuesta persona.

Y es triste en muchos sentidos. Por lo pronto dos. El primero, claro, y usando esa expresión que tanto gusta en esos toldos, es el del más hondo sentido patriótico, porque no puede ser posible que para un partido político prime su ambición electorera sobre el bien superior para los colombianos, en particular para las víctimas del conflicto, que puede llegar a ser la terminación de los cincuenta y pico de años de plomo y de violencia y de despojo de tierras y toda la mierda que se han tenido que comer los más de siete millones de, sí, de víctimas, que ya tenemos contadas. Y de todas las que dejaremos de contar.

Y el segundo es que el foro político pierde profundidad. Muchos de esos representantes del Centro Democrático ya no se sabe bien si por órdenes o por simples ganas de quedar bien con el jefe, empiezan a escribir disparates estridentes que no tienen sentido en muchos casos y en otros simplemente los reducen a ellos, sus autores, a ser simples monigotes, payasos que no representan a nadie. ¿O no?



Ahora, se me olvidaba, es verdad que los congresistas de ese partido no representan a nadie. O vaya y pregúnteles quién votó por ellos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario